Sifu es una palabra de origen chino que significa maestro y es el nombre para este fabuloso título beat’em up… ese género olvidado durante los años de vida de Ps3 y Xbox 360 que ahora vuelve a resurgir. Decimos olvidado por el paso de los años sin que apareciera ningún título nuevo de este género. Pocos estudios apuestan por el desarrollo de nuevas IP al estilo de palizas por el barrio, al menos en las consolas de nueva generación actuales. Expertos opinan que el juego que abrió la veda fue el magnífico Street of Rage 4 (2020); un juego respetuoso con el pasado (gráficos 2D) y consciente de las necesidades del público en la jugabilidad actual. El estudio francés Sloclap quiso ir un poco más allá y empezó el desarrollo de un juego beat’em up en atrevidos gráficos 3D. De experiencia para un solo jugador y sin posibilidad de pedir ayuda ni cooperativo online. Un palante de manual.
Tomaron como referencia películas de acción tipo Jackie Chan: malabares con objetos cotidianos (sillas, botellas, vasos), esquivas, golpes, derribos, agarres… querían que el sistema de lucha fuera como un baile. Hay cambios de plano en momentos de acción, remates, interacción con el entorno ─saltar por sofás, trepar por muros─ etc. El juego Sifu estuvo en desarrollo casi 2 años. En un principio tenían previsto lanzarlo en el 2021 pero finalmente se puso a la venta en febrero 2022. Se nota que exprimieron cada día de teletrabajo en pandemia mundial pues los resultados técnicos son asombrosos. Jugabilidad muy acertada con texturas no especialmente realistas pero cuidadas. Para los que no estén familiarizados con la industria es importante mencionar que pocos estudios se atreven a crear títulos nuevos con un alto componente de innovación por miedo a estrellarse en las ventas.
Crear un juego nuevo, desde cero, implica mucho esfuerzo, dinero y puede que el resultado no sea el esperado entre el público. El riesgo de sufrir un castañazo es alto, con cierre del estudio incluido. Pero el grupo francés ya tenía experiencia creando juegos de lucha callejera con Absolver, un título de yo contra el barrio que es considerado la base de Sifu. Los programadores pulieron la técnica en Sifu con movimientos y gráficos más dinámicos hasta hilar muy fino. Algo bueno tuvo el confinamiento. La experiencia de anteriores títulos también les sirvió de algo importante en un videojuego; una curva de aprendizaje muy bien marcada. La dificultad del juego Sifu es alta pero sin asfixiarnos. Consigue crear adicción.
No han querido un juego simplón de lanzar puñetazos y patadas sin más. El juego es exigente con nosotros; nos obliga a pensar, organizar nuestros ataques, aprender los patrones de nuestros enemigos, decidir a quién atacar primero, etc. Todo ello crea un cóctel de estrategia que resulta desafiante para el jugador. Respecto al modo historia, no se puede elogiar mucho. No inventa la rueda pero es resultón: nos habla de un maestro de escuela de Artes Marciales que es asesinado por sus antiguos alumnos (renegados) y el hijo/a de este, cuando se hace mayor, se dispone a buscarlos para materializar su venganza. Vamos a hablar un poco de cómo se desarrolla la trama, pues es otro de los elementos más significativos de este juego. Sifu solo tiene 5 fases en total, sí, solo cinco! pero no es un juego corto. El/La protagonista (dependiendo del sexo que elijamos al principio) va siguiendo el rastro a los verdugos que mataron a su padre, los cuales están haciendo sus vidas en diferentes localizaciones. La primera consiste en una nave secreta donde se fabrica droga. Unos matones custodian que nadie meta las narices por la zona. También nos enfrentamos contra los propios trabajadores de la fábrica que llevan los bolsillos cosidos. Allí llegamos nosotros para descubrir el pastel. El segundo punto nos lleva hasta una discoteca llena de quinquis, pastilleros, canis y chonis con plataformas en los pies. Nos reciben con botellines de cerveza en la mano y éxtasis en la otra. Mientras nos adentramos, descubrimos que la discoteca alberga también una escuela de lucha marcial clandestina.
La tercera localización nos lleva a un museo de arte contemporáneo, la siguiente fase hasta unas oficinas corporativas y la última preferimos no desvelar. Todas las fases son rejugables y de hecho, mientras vamos destripando un nivel también abrimos puertas o desbloqueamos senderos para atajar la próxima vez que lo visitemos en caso de morir muchas veces. Se observa una clara intención es no frustrar demasiado al jugador e impedir que tenga que empezar desde cero. Es cierto que el jugador resucitado empezará desde el inicio de la fase pero habremos conseguido desbloquear puertas o ascensores como atajo, si es que queremos atajar (es una opción, una ayuda) pero si somos masocas, siempre podemos empezar desde el comienzo para que nos maquillen la cara otra vez. La salud del personaje es otro de los puntos fuertes que le dan un toque de estrategia a Sifu. Nuestro personaje empieza su aventura ─su venganza─ con 20 años pero su edad irá aumentando en función de las veces que muramos. Ser derrotado implica que el personaje empieza de nuevo su incursión pero envejecido, siendo la edad máxima para estos trotes de 78 años. Si alcanzamos esa edad ya no podremos continuar la aventura y debemos reiniciar toda la partida; un game over mayúsculo.
Es lógico, pues se entiende que a esa edad uno ya no está para peleas de bar. El protagonista se retira y da por inconclusa su venganza. Así que eso de tener vidas infinitas no se contempla en Sifu. Eso de ir aporreando el mando como un loco aquí no funciona tampoco. El estudio francés es muy claro al respecto: quiere que el jugador piense, sea habilidoso y no se lance a lo loco. Solo hay una vida. Disponemos de un árbol de habilidades que nos ayudan a aprender. Como todo luchador de artes marciales, la experiencia hace al maestro también. A medida que vayamos ganando puntos (de experiencia), el jugador puede desbloquear nuevas habilidades que le harán más fuerte, si sabe usarlas. Es vulgar decirlo pero Sifu es un juegazo, un ejemplo de buen hacer en este mundo de videojuegos. Para concluir, hay que mencionar que la recepción del público en Sifu fue de gran éxito. Más de 2 millones de copias vendidas para un estudio humilde. Un exitazo.