Debemos ponernos en situación. Nos encontramos en el año 2016. El mercado aún estaba plagado de juegos shooters pero las
sagas Call of Duty y Battlefield seguían haciendo de las suyas. Tanto una como
la otra empezaron haciendo sus pinitos con la II Guerra Mundial. La evolución
de ambas sagas había progresado hacia shooters con armas más modernas.
Los había de disparos, guerras futurista ambientadas en posibles conflictos o presuntas guerras que bien podrían ocurrir, dado que este mundo está gobernado por locos. Llegado un momento, a algunos desarrolladores se les empezó a ir de las manos. Ya no hablamos de ambientación bélica futurista con una base científica, sino de disparos láser con hipersalto, mochilas autopropulsadas, retrocohetes, intercambio de disparos en plena órbita espacial y saltos en el tiempo. Vale que lo de las mochilas autopropulsadas y demás bien podríamos verlo en un futuro inmediato, pero lo de pegarse balazos en la órbita espacial como que no, mucho menos viajar en el tiempo en pleno campo de batalla. Los casual players quizá estuvieran contentos, era para echar el rato pegando unos tiritos, pero los fans de shooters de toda la vida empezaban a sentirse las partes hinchadas. El punto y final a toda esta majadería la puso la compañía DICE, que se atrevió a desarrollar un juego bélico ambientado en la I Guerra Mundial (1914 – 1918) para EA (Electronic Arts), con un par.
Los había de disparos, guerras futurista ambientadas en posibles conflictos o presuntas guerras que bien podrían ocurrir, dado que este mundo está gobernado por locos. Llegado un momento, a algunos desarrolladores se les empezó a ir de las manos. Ya no hablamos de ambientación bélica futurista con una base científica, sino de disparos láser con hipersalto, mochilas autopropulsadas, retrocohetes, intercambio de disparos en plena órbita espacial y saltos en el tiempo. Vale que lo de las mochilas autopropulsadas y demás bien podríamos verlo en un futuro inmediato, pero lo de pegarse balazos en la órbita espacial como que no, mucho menos viajar en el tiempo en pleno campo de batalla. Los casual players quizá estuvieran contentos, era para echar el rato pegando unos tiritos, pero los fans de shooters de toda la vida empezaban a sentirse las partes hinchadas. El punto y final a toda esta majadería la puso la compañía DICE, que se atrevió a desarrollar un juego bélico ambientado en la I Guerra Mundial (1914 – 1918) para EA (Electronic Arts), con un par.
Muy pocos videojuegos le han dedicado tiempo
a este hecho histórico. El más loable fue Valiant Hearts, surgido en 2014, un rompecabezas
al estilo novela gráfica, aprovechando el centenario del origen del conflicto.
Algún juego de PC explotaba la imagen del Barón Rojo para publicar un simulador
de vuelo, pero poco más. La I Guerra Mundial, a diferencia de la segunda, era
una temática bélica muy poco explotada en los videojuegos, y con inmensas
posibilidades. DICE lo sabía mejor que nadie, y puso a sus desarrolladores a
trabajar bajo el más estricto secreto. Eran conscientes del hartazgo que se iba
manifestando en algunos usuarios con las guerras futuristas. Bastaba ver el
vídeo de presentación de Call of Duty Infinite Warfare: trajes espaciales,
naves en super órbita y explosiones cada 2 segundos de teaser. Al director de proyecto, Patrick Soderlund, no le acababa de convencer la idea de llevar el juego al conflicto de la IGM. Fue partidario de reconducirlo hacia otro periodo, en primera instancia, pero los directivos de EA le convencieron para que dedicara el juego a la I Guerra Mundial. Lo antiguo siempre vende. Una apuesta muy diferente a la de Call of Duty, que cada vez sacaba juegos más adentrados en un futuro de armas difícil de creer.
La gota que colmó el vaso fue el título Call of Duty: Infinite Warfare. El vídeo, en sus
primeras 48 horas de publicación, llevaba acumulado más de 1 millón de dislikes
en Youtube. Está considerado uno de los vídeos peor valorados en la historia de
la plataforma. Algunos directivos de Activision empezaron a sudar tinta.
Activion, propietaria de la franquicia, todavía le quedaría otra crisis por
superar: la publicación del teaser de Battlefield 1 en Mayo de 2016. La primera
batalla entre las dos entregas de shooters bélicos tenía un claro vencedor. EA había estudiado el panorama social antes, había hecho los deberes. No solo
fue un duro golpe a la saga Call of Duty, también hundió en
ventas a Infinite Warfare y a Titanfall 2, de la propia EA, un gran juego de disparos que quedó
eclipsado al compartir la misma fecha de estreno que BF1. Battlefield 1
contemplaba partidas más grandes, (64 jugadores), contiene un rigor histórico
que hacía tiempo no veíamos lo jugadores de shooters, aunque amoldado a la
diversión.
«Nos hemos esposado a un cadáver»
Es
lo que decían los altos mandos alemanes, en la IGM, de los austríacos cuando
observaron que sus compañeros de trinchera estaban menos predispuestos a
heroísmos y sacrificios. Lo mismo debieron pensar los desarrolladores de Call of
Duty al ver que se estaban atados a tanta guerra futura. Battlefield 1 ha roto
moldes con la entrega que nos pone en la piel de diferentes soldados, seis en
total, contando sus vivencias desde una perspectiva muy personal. Llama la
atención la última historia, que narra los hechos de una soldado, una beduina
rebelde que trabaja codo con codo con el famoso oficial inglés Lawrence de
Arabia. El personaje Lawrence es real, como sabéis muchos, la soldado no.
Ninguna de las historias que nos cuentan en la campaña de Battlefield 1 es
real, pero se inspira en hechos probados. Hay poco coleccionables y el modo
campaña ha sido criticado por su brevedad (sólo 6 capítulos, algunos muy
cortos). Realmente, los coleccionables son de pena, nos invitan a encontrar unos manuales escondidos en rincones del mapa que la mayoría pasa de largo. Donde está la guisa del juego es en su modo multijugador. Los bandos
se enfrentan en un campo de batalla de 32 vs 32. La locura de tanto disparo y
explosiones que se viven en algunas partidas es, con diferencia, la manera más
expresiva de conocer lo que vivieron estos hombres y mujeres que se mataron los
unos a los otros por el capricho imperial de unos pocos. Muerte, frío y fango para la
tropa mientras los generales duermen calentitos en sus camas. Los
desarrolladores se encontraron con una tesitura: el rigor histórico en las
batallas, en el videojuego en sí, se debía dejar de lado por bien de la
diversión. La IGM es conocida por la «guerra de trincheras», por su
estancamiento estratégico. Ninguno de los dos bandos hacía grandes ofensivas, y
cuando las hacía, caían bajo las bayonetas de unas fortificaciones bien
defendidas. Así que, la guerra era tomar pequeñas posiciones, defender,
atrincherarse y esperar, y así casi 5 años.
En el juego era contraproducente reflejar la lentitud de la contienda, BF1 debía ser un juego más dinámico. Las fases incorporan trincheras y nidos de ametralladoras, efectivamente, pero son meros adornos. El desarrollo de las batallas en sí son dinámicas tratando, en todo momento, de buscar un equilibrio entre los dos equipos. De hecho, el bando que va perdiendo por mancos es apoyado por un vehículo pesado: un tren, un zeppelín, etc. ¿un Zepelín como arma? Sí, un Zeppelín. Los alemanes estaban tan orgullosos del basto aparato que lo usaron para bombardear líneas enemigas, aunque su efecto resultó tan mortífero como la gripe aviar: apenas mató a 80 personas, según los expertos. Obviamente, dentro del juego es otra cosa.
En el juego era contraproducente reflejar la lentitud de la contienda, BF1 debía ser un juego más dinámico. Las fases incorporan trincheras y nidos de ametralladoras, efectivamente, pero son meros adornos. El desarrollo de las batallas en sí son dinámicas tratando, en todo momento, de buscar un equilibrio entre los dos equipos. De hecho, el bando que va perdiendo por mancos es apoyado por un vehículo pesado: un tren, un zeppelín, etc. ¿un Zepelín como arma? Sí, un Zeppelín. Los alemanes estaban tan orgullosos del basto aparato que lo usaron para bombardear líneas enemigas, aunque su efecto resultó tan mortífero como la gripe aviar: apenas mató a 80 personas, según los expertos. Obviamente, dentro del juego es otra cosa.
Battlefield 1 es una saga que se caracteriza por llevar vehículos al
campo de batalla, y que los usuarios decidan qué hacer con ellos. Hay tanques,
coches ligeros, aviones, motos y hasta caballos. Los caballos ganaron
protagonismo en la I Guerra Mundial pero eran un animal de tiro, a diferencia de lo que se ve en BF1 que lo usan al asalto. Los creadores siempre mantuvieron que anteponían la
diversión a los hechos reales, y les ha funcionado de maravilla. No obstante, BF1 se ciñe al
realismo: hay momentos sangrientos, los edificios se pueden destruir, recoger armas de los enemigos
abatidos, incluso robar vehículos. Los combates cuerpo a cuerpo se detallan con
una secuencia que nos deja atónitos ante los horrores que debieron vivir esta gente.
En un shooter multijugador de bandera. Para muchos, el mejor que existe.
Todo
en BF1 es sobresaliente, si no fuera por la codicia de DICE - EA en sus entregas de
las expansiones. El Premium Pass demostró ser un fiasco que además dividía a la
comunidad de jugadores. Los que no tenía los mapas multijugador de las
expansiones, pues a lamerse el codo. Los de DICE fueron vivos, y pusieron a
rotar en los servidores a todo el mundo en la selección de mapas. Sacaron otra
versión del juego física, esta vez con todos los mapas incluidos. Incluso el Premium Pass llegó
a estar rebajado un 30% su precio varias veces en un año. Con la iniciativa,
los de DICE salvaron la situación, porque mantener campos de batalla llenos de
64 usuarios empezaba a ser un problema. Recordemos que BF1 no es nada sin los
jugadores en el multijugador online. El modo campaña es bueno, pero corto, y
los coleccionables son de risa. DICE comprobó en sus carnes la importancia de
mantener viva esa comunidad, de no romperla. Esto les hizo reflexionar con el
siguiente BF, Battlefield V, donde anunciaron que ya no habría Premium Pass.
En
el Nombre del Zar
Cuatro
fueron las expansiones que se lanzaron para Battlefield 1, a lo largo de dos
años. Los impacientes que pagaron Premiu Pass tuvieron que esperar hasta
Febrero de 2018 para disfrutar, por completo, de todo lo que habían abonado. El
juego llevaba en las tiendas desde Noviembre 2016. Sobre las expansiones
queremos mencionar una de ellas, la que lleva por título «En el nombre del Zar»
que salió en 2017, justo en el centenario de la Revolución Rusa de 1917. Los
mapas son, por lo general, paisajes invernales y de la basta estepa rusa. Están
muy bien estructurados siendo para muchos el mejor de los DLC que salieron para
BF1. Aparecen los ejércitos del Zar Nicolás II, conocidos como Ejército Blanco,
y las tropas de bolcheviques, conocidos como Ejército Rojo. Cabe mencionar la
aparición de mujeres soldado en el Ejército Blanco, en la clase de
Explorador/Francotirador, que hace referencia a los Batallones de Mujeres que
existieron, y que lucharon en ambos bandos en realidad. Sorprende que la aparición de estas mujeres soldados en BF1 no creara el revuelo que se formó con el anuncio de BFV en 2018, la siguiente entrega, donde vemos a una mujer soldado con una prótesis de brazo dándolo todo en el campo de batalla. Hubo haters que se quejaron de la presencia de la mujer en BFV pero no en el DLC de BF1. Argumentaban la falta de veracidad de los hechos, como si las mujeres no hubieran pegado tiros en la IIGM y estuviera allí de relleno.
Pequeño tributo a los hombres que confraternizaron en la Tregua Navidad de 1914
La Tregua de Navidad de 1914 ocurrió un acontecimiento
que muchos historiadores califican como “extraordinario”, por las circunstancias
en las que se sucedió. Las tropas inglesas y alemanas enfrentadas, cada bando
enlatado en sus trincheras en pésimas condiciones, decidieron darse un respiro
y salir de sus agujeros para intercambiar comida, chocolate, cigarros y whisky
en tierra de nadie con el lado enemigo. El sentido común triunfó, dejando de
lado las diferencias culturales y sobretodo bélicas. Los dos bandos se dieron cuenta,
entonces, que el enemigo no era como se lo habían pintado los medios propagandísticos:
agricultores, ganaderos, obreros, funcionarios, herreros. Tenían mucho más en
común entre ellos que los militares y políticos que los habían envuelto en esta
mortal aventura. Incluso llegó a disputarse un partido de fútbol. Hay
fotografías que demuestran el evento.
Obviamente, a ninguno de los Altos Mandos
de los dos bandos les hizo gracia el asunto. No lograron entender la humanidad
del momento. Se depuraron responsabilidades fusilando a algunos oficiales de los frentes donde se había producido el armisticio. En los años posteriores a la
guerra no se volvería a repetir el acontecimiento ya que el generalato ordenaría bombardear las líneas enemigas en fechas navideñas, para disuadir a
la tropa de aventurarse en tierra de nadie. El juego BF1 honra los hechos de la
Tregua de Navidad con una insignia. Desde aquí, queremos inmortalizar y también hacer tributo a estos
hombres que alzaron el concepto de humanidad a lo más alto.
Tregua de Navidad de 1914 publicado por el Daily Mirror |