LUIGI’S MANSION (Game Cube, Nintendo 3DS)… fue uno de los
bombazos en la salida al mercado de la consola Game Cube en 2001. El juego está
protagonizado por un miedoso Luigi que trata de rescatar a su hermano Mario del
interior de una mansión encantada. El juego tiene unos gráficos espectaculares
que, incluso a día de hoy, muestra unos efectos de luz y sombras muy logrados. Es admirable que consiguieran tal resultado.
Miyamoto y su equipo de programación hicieron mucho énfasis en que el juego
tuviera su atractivo en lo vistoso de sus gráficos. De hecho, se especula que la
versión para Nintendo 3DS es de menor calidad. Lo que más sorprende fue la
creatividad que mostraron para concebir un juego de Luigi original y divertido.
¿Luigi cazando fantasmas con una aspiradora? ¿Qué fumada es esta? Ahora resulta
que Luigi se lía a tortas con fantasmones como en la película ochentera de Bill
Murray y cía, o de Melissa McCarthy y cía. No se parecía en nada a los juegos
de plataformas del fontanero y su hermano. Aquí, lo de sortear obstáculos, cero. En
este juego Luigi no puede correr ni saltar. Nuestro héroe es llamado a ir a
buscar a Mario después de recibir una cutre carta donde le dice que se
encuentra en una mansión siniestra.
Al llegar, descubre que está más infestada
de fantasmas que un programa de viceversos tertulianos. Después de mucho
explorar, Luigi encuentra a su hermano confinado en un cuadro de pintura, quizá
por algún tipo de magia del Rey Boo, quién sabe. El Rey Boo es un fantasma
propio de la saga pero más parecido a un globo de feria que a un fantasma mismo.
Luigi se abre paso entre fantasmones con la ayuda de la aspiradora que los va
succionando. Sí, una aspiradora. Pero antes debe aturdirlos con una linterna para que estén «a
tiro».
Atentos al rostro de Luigi: de pánico, miedo o sosiego, dependiendo de
la estancia en la que nos encontremos. El juego está lleno de detalles. Luigi
no está solo. El profesor E.
Gadd, un científico loco entusiasmado con los entes de la mansión, tiene
montado un chiringuito, su laboratorio, y se comunica con Luigi a través de la
Game Boy Horror como si fuera un smartphone. El juego ya preveía el futuro de
los móviles. Guía a Luigi por la mansión y le da ciertos consejos aunque
también se pone a decir sandeces. El Profesor E. Gadd posee una maquinaria
estrafalaria que transforma los fantasmas capturados en cuadros de pintura a
modo de imprenta. Los expone en una galería de arte. Sí, de arte. El jugador la
visita, siempre que quiere, para deleite suyo aunque el espacio es más simple
de lo que uno pueda imaginar.
Su jugabilidad, sus gráficos y el carisma de sus personajes,
incluidos los fantasmas, hacen que Luigi’s Mansión sea un videojuego reliquia,
no sólo por su alta calidad gráfica, sino también por su dificultad de encontrar,
en nuestra actualidad, una copia física de Game Cube. En algunas webs de venta
de segunda mano se han columpiado pidiendo hasta 200 euros, un precio inflado, especulativo y poco razonable, hasta cierto punto, si tenemos en cuenta que cada
vez es más difícil verlo en tiendas físicas de videojuegos especializadas. Es lógico que lo escaso sea caro, pero lo de algunos es de ser enfermos por el dinero.
Los gráficos como aperitivo, y la diversión como plato
fuerte.
En Luigi’s Mansion la diversión está desencadenada. Basta iniciarse en la aventura para dejarse absorber por unos escenarios trabajados en una mansión enorme, que nos invita a explorar despacio para observar los detalles. Por ejemplo, uno de los fantasmas más interesantes es el de la pianista Melody que nos reta a adivinar qué canción está tocando, si el de una fase de Super Mario 3, Super Mario Bros, Super Mario World, etc.
En Luigi’s Mansion la diversión está desencadenada. Basta iniciarse en la aventura para dejarse absorber por unos escenarios trabajados en una mansión enorme, que nos invita a explorar despacio para observar los detalles. Por ejemplo, uno de los fantasmas más interesantes es el de la pianista Melody que nos reta a adivinar qué canción está tocando, si el de una fase de Super Mario 3, Super Mario Bros, Super Mario World, etc.
El uso de la
cámara GameBoy Horror, que muestra nuestro entorno en 1º persona, nos ayuda a
resolver ciertos puzles gracias a su perspectiva. La Game Boy Horror también nos aporta datos e
información acerca del fantasma que enfocamos, aunque es más un mero adorno que una utilidad. Los fantasmas importantes tienen, como norma general, un enigma que resolver. Si se detecta un fantasma pero pasa de vosotros, es que Luigi tiene que interactuar con algún objeto para hacerle llamar la atención, aturdirlo, y así poder succionarlo.
La dificultad de Luigi’s Mansión no tiene complicación, aunque el momentazo de
la aventura es, sin duda, cuando hay un apagón general de luces en la mansión.
Luigi va al sótano para encender el generador y a su paso se encuentra no pocos
fantasmas. Una vez finalizada la aventura, nos oferta volver a jugar con la
Mansión invertida, de izquierda a derecha, para que no valga el tener
memorizadas las localizaciones. También aumenta el número de fantasmas y los
jefes finales son más duros. Cada vez que completemos el juego el jugador es
valorado por su destreza. El juego mide el rango según las monedas, billetes y
perlas que haya recolectado, las veces que haya guardado la partida, las veces
que le han hecho Game Over al jugador, el tiempo transcurrido, etc. Dependiendo
del rango conseguido se nos muestra, gráficamente, como una opulenta mansión,
si el rango es muy alto, o una casa de aperos, si el rango es bajo. De
cualquiera de las maneras, a Luigi le regalan una vivienda. ¡Ojalá fuera tan
fácil! Haceos con una copia de este juego que es, para muchos, una auténtica genialidad del pasado consolero. Le hace sombra a juegos de nuestra actualidad pero quizá haya que apoquinar ¡hasta 200 euros por él!. Nos parece una aberración. Es una pena que haya que hipotecar la mansión por jugarlo.