RiME (multiplataforma)…una isla desierta, un niño parco de
telas y un zorro que no para de ladrar. Así empieza Rime, el juego del equipo
de desarrollo español, Tequila Works, que nos han despachado otros brillantes
títulos como Deadlight o The Sexy Brutale. RiME tuvo sus problemas para que
pudiera salir a la luz, queda reflejado en los créditos del final donde los programadores dan las mil gracias a todos aquellos que les
apoyaron, incluso en los momentos difíciles. RiME, disponible desde Mayo de 2017, fue anunciado en la GamesCom
de 2013 entre gran expectación. En un principio, el juego iba a ser exclusivo
de Microsoft por ser el principal inyector de capital (o sea, para PC y Xbox
One). Pero la compañía de Bill Gates, concretamente su División de Juegos,
ordenó frenar la financiación por ser RiME un juego esencialmente offline, como querían sus creadores.
Así
que, el dinero se esfumó pero no la voluntad creativa del equipo Tequila Works,
que buscó otro grifo de dinero. Lo encontró, esta vez, en Sony. La compañía
japonesa financiaría el proyecto con la condición de exclusividad, cómo no, de
RiME. De nuevo, Tequila Works no se entendió con Sony, y esta última acabó
pasando del tema. No se dieron por rendidos, y buscaron la manera para que RiME
fuera una realidad. La suerte corrió de su parte y, finalmente, el juego
saldría para PS4, Xbox One, Nintendo Swtich y PC. Nada de exclusividades, que
todo el mundo pueda disfrutar de la obra. Desde el inicio del proyecto hasta su resultado final, RiME ha sufrido varias modificaciones. La más reseñable es que el juego iba a ser del género Estrategia, un Tower Defense, con capacidad de gestionar recursos. La idea se descartó.
La odisea ha hecho que revistas
prestigiosas como EDGE le dedicaran una portada, poco usual en juegos
españoles. Se han publicado muchos análisis de RiME en la web (que si
sus gráficos son bonitos, que si su mundo es pintoresco, etc). También ha
sufrido opiniones de expertos haters sobre su framerate (que si a veces
titubea, que si a veces pega tirones). En Metacrític goza de 7,7 en cuanto a
valoración popular, que es la más exigente. Nosotros creemos que el éxito de
RiME radica en otro elemento: en su manera de engancharte nada más empezar la
aventura. Sí, una cosa tan simple como ésa, pero difícil llevarla a cabo. El inicio de RiME es como una
película de Tarantino; nos hacemos una idea de lo que es pero no sabemos cómo
va a transcurrir. Van sucediéndose una serie de eventos que El protagonista, un niño vestido como un fenicio, despierta
en la orilla de una playa de una isla, aparentemente desierta. Más adelante, el
chico descubre que hay estructuras e indicios de vida inteligente pero no
aparece nadie a recibirle. A partir de aquí, atentos a los spoilers porque vamos a destripar
un poco la historia de RiMe, por si alguno no lo ha jugado aún. El chico avanza
por plataformas y resolviendo una serie de puzles bastante simplones. Nuestro
protagonista corre, salta e interactúa con algunos objetos, nada más. No sabemos su nombre. ¿Hay
enemigos? más bien son obstáculos, figuras y/o animales que debemos tratar de
evitar.
El jugador va descubriendo, poco a poco, la historia del niño mediante
dibujos, escenas o vestigios que encuentra su paso. Sin diálogo alguno. Todo en
imágenes. Para los jugadores más despistados, aparece un zorro a modo de
indicador por si nos perdemos por el camino. RiME no es un mundo abierto,
aunque lo parezca. Es más lineal que un ovillo estirado pero nos da la opción
de poder explorar más nuestro entorno, si queremos, antes de continuar por el
sendero correcto, más que nada para encontrar los coleccionables - 44 en total-,
que son un mero adorno. No influyen en la historia. Transcurridas las 4
primeras horas de juego, aún continuamos sin entender prácticamente nada; ni quiénes somos ni
qué demonios hace aquí este niño perdido en ningún lugar. Las pintadas en la
pared dejan imaginarnos un poco lo que podría ser. A lo largo del juego nos
acompaña, casi en todo momento, una música melancólica. Cabe mencionar los paisajes por donde andamos, con su ciclo día y noche, que son poesía digital. Nos sumerge por completo en la historia, capaz de atrapar a un casual player. Ya no se puede dejar de jugar hasta ver cómo acaba.
Encaminada la recta
final de RiME (el juego son entre 5-6 horas, si vamos directos) salen
cinemáticas más subliminales de lo que somos. Y sí, el final es de lo más
emotivo, llegando a hacer a más de uno llorar delante del plasma. El niño, como en el film de Bruce Willis en
El Sexto Sentido, está más pallá que pacá. El mundo que hemos recorrido es, en
realidad, una especie de purgatorio y/o sueño post mortem. Parece ser que el
chaval se cayó al mar en medio de una tormenta mientras navegaba en una barcaza
junto a su padre. También se puede entender que, en realidad, no jugamos con el niño sino con la pesadilla del padre, su depresión por haber perdido a un hijo. O al menos, esta es nuestra humilde interpretación. Que cada
uno tome sus conclusiones. No alabamos el juego por el simple hecho de ser un
producto Made in Spain, como si está hecho en la China. Sino por ser una
experiencia jugable muy positiva. Impresiona, llega al corazón, donde pocos lo hacen. El
único reproche que podríamos darle a RiME es que, quizá, bebe demasiado de
otras obras como Journey. Y también, que algún que otro puzle un poco más
complicado le hubiera sentado de maravilla a RiME. Es un juego muy bueno para desconectar, desestresarse, vivir una experiencia distinta en nuestra era digital. Uno de los grandes de 2017.