REPORTAJE; MÁQUINAS RECREATICAS: PASADO, PRESENTE Y FUTURO



MÁQUINAS RECREATIVAS: pasado, presente y futuro… las máquinas recreativas se pueden presentar de varios modelos y tendencias, como por ejemplo las tragaperras, pintballs o arcades. Éstas últimas son conocidas también como coin-ups en la industria. Aquí hablaremos de las últimas. Son muebles con un ordenador en su interior que muestran a través de un monitor un videojuego al que se puede jugar introduciendo una moneda en curso legal. Estas máquinas están muy presentes en centros comerciales, zonas de ocio y antiguamente en bares. De todos los estilos de máquinas las arcade son la que tuvieron una fuerte influencia a mediados de los años 80’s pero sufrieron su decadencia a mediados de los años 90’s cuando las primeras videoconsolas de sobremesa irrumpieron en los hogares de la gente. 
Una de las máquinas de gran impacto, PAC-MAN

    Años atrás, era muy habitual la concentración de jóvenes en salones recreativos como punto de reunión para jugar y relacionarse. Sin despreciar a la fauna de personas que acudían a estos lugares en los años ochenta, cabe mencionar que allí se encontraban desde los pijos más estirados con sus chaquetas de instituto,  frikis de los videojuegos con cara de granos, macarras de barrio con sus deportivas por encima de los tejanos con pelo sin engominar, o incluso gente fumando algún que otro porro. Todos ellos te echaban de malas maneras de la máquina enseguida que la pantalla te ponía Game Over siendo también a veces un punto de ventas de estupefacientes, desgraciadamente.
La ley del tabaco no estaba en vigor y se toleraba fumar en el interior de locales. Quitando estos aspectos negativos, los salones recreativos eran la prueba de fuego definitiva para un videojuego que suponía para él darse a conocer al público y dependía de su existencia si el cajetín de recaudación se llenaba de monedas o no. Si no era solvente, el dueño del salón rápidamente ordenaba su retirada de la línea para poner otra. No se podía perder dinero ni tiempo. Con esto sobra decir que la máquina Street Fighter II era una prioridad para un salón, ésta y alguna más.

    Anteriormente, una triste tarde de sábado un salón recreativo cualquiera era lugar para quedar con los amigos. Algunos establecimientos se petaban hasta la bandera. Actualmente estas ceremonias han caído en desuso porque la mayoría de salones recreativos han desaparecido, sobre todo en España. Quedan algunos salones ubicados en centros comerciales pero no acuden la misma gente de antaño. Las potentes videoconsolas de sobremesa hicieron daño a dueños de salones y ya con la aparición de PSX y Sega Saturn en 1995 y 1996 la gente no tenía necesidad de desplazarse hasta estos lugares, tenían el videojuego en casa con amigos, con partidas infinitas, patatillas y pepa-colas. No todo eran salones, algunos bares tenían una máquina recreativa en su rincón pero al no tener beneficios ésta fue retirada o sustituida por una tragaperras ya que da más dinero un ludópata enganchado que un adolescente que juega a videojuegos. Además, algunos dueños de bares fueron incitados con grandes sumas de dinero, como 2.000 o incluso 3.000 euros de ahora, o con un fin de semana en hoteles de lujo, sólo por tener una tragaperras en su establecimiento, haciendo que la máquina recreativa fuera fulminada del local más rápido que deprisa. Pero hay lugares en los que todavía perdura la cultura de los salones recreativos como punto de reunión de gamers y aficionados a este hobby. En Japón, por ejemplo, los salones recreativos son un santuario para jugadores de toda clase. Además, los salones son los auténticos campos de batalla para jugadores hardcore, sobre todo de videojuegos de lucha, en el que se enfrentan o hacen equipos y sus datos son cargados en la máquina recreativa con una tarjeta personalizada del usuario, como si de una tarjeta VISA se tratara, para que el resto  de jugadores puedan ver su nick, su estatus, sus victorias-derrotas o sus customs.
Gamer jugando a Super SFII

    El surgimiento de consolas de sobremesa fue el preludio de la desaparición de estos salones en España, pero también hubo otro factor que participó en su decadencia, y es que una máquina arcade no era rentable para un dueño si el usuario que la estaba empleando era bueno y no moría nunca, provocando la espera de otros clientes para poder jugar. Esto llevó a que algunos dueños de salones, con toda su caraduría, privaran la entrada a algunos hardcore gamers o apagaban la máquina con la excusa falsa de que no funcionaba, esperando a que el cliente no beneficioso se fuera del local.
Golden Axe II (1991), uno de los míticos juegos en salones de España. Los juegos arcade cooperativos eran muy solicitados

    Que un jugador hábil tuviera ocupada durante largo tiempo una máquina rentable no era bueno para el propietario. O de la misma forma que si un usuario era lento a la hora de jugar, no gustaba. A raíz de esto salió una técnica comercial en las máquinas recreativas, más bien en el ámbito software, llamada Hurry Up! (¡date prisa!) en la que el usuario, si se detiene o juega despacio, salían las letras Hurry Up! parpadeantes o un Go go!! sonoro para meter presión al jugador. Con esto se conseguía que, o bien el usuario se diera prisa en jugar ya que seguramente habían más usuarios esperando en la cola, o bien le derrotaban por la angustia que generaba el mensaje subliminal. También, los dueños de máquinas subían la dificultad del juego. Interesaba que la máquina no parara de recibir monedas.
Meter prisa al jugador era importante


    Los salones recreativos han sido un lugar de cultura y de ocio para muchos ochenteros y son muchas las personas que en silencio añoran estos lugares de reunión. En algunas ciudades importantes de Europa y América aún queda algún resquicio. Pero es en Japón y Corea del Sur donde los salones recreativos siguen fuertes y masificados en algunos barrios dedicados al ocio electrónico.

En Japón los recreativos son un punto de encuentro habitual. Allí los salones siguen siendo importantes
    Es muy difícil el resurgir de estos lugares, templos del culto consolero, en España. Podemos decir con toda seguridad que es improbable ver otra vez aquellos salones llenos de gente viendo jugar a otros o esperando su turno aunque hay asociaciones de videojugadores que están fomentando cada vez la idea de inaugurar un club donde la gente pueda saborear estas recreativas otra vez ¿Veremos cumplido este deseo?